Ens parla el director de l'Acadèmia Acròstic, Luis Omar Bravo sobre el nou projecte:
"Mi querido amigo Joan Jordi, Joanjo, Juanju, JJ, Jota Jordi me pidió un cierto día una serie de
consejos sobre política, sobre como veía yo personalmente el mundo ¿Qué había que
cambiar? Eso ambos lo teníamos y lo seguimos teniendo muy claro, en el cómo solucionar los
problemas es donde difiere la manera de resolverlos.
Siempre y sin excepción, cuando se es joven se es idealista porque el mundo aún no te ha
atropellado, quizás es una forma muy general y algo paternalista decir que es el mundo el que
te atropella o que el mundo tiene los problemas y solo se es una víctima de un mundo/sistema
agresivo.
Aquí ya parte el análisis que empecé a trabajar con Joan Jordi.
Mi convicción es que actualmente hay una serie de generaciones que están perdidas, una serie
de generaciones que han sido preparadas para un mundo que no es el que nos prometieron.
Estas generaciones perdidas tienen dos caminos existenciales, o se pierden o se recuperan.
La única manera de recuperar a estas generaciones es mediante la educación.
La educación en España siempre ha sido un problema porque siempre ha estado controlada,
siempre ha sido caballo de batalla de la política y de las instituciones, mientras estas andan a la
pelea, generaciones y generaciones crecen y no son educadas.
Planes de reformas educativas, reformas lingüísticas y un sinfín de reformas hacen que cada
día nuestros jóvenes desperdicien horas de clase y horas de educación.
El sistema educativo actual prepara al alumno para ser una pieza más, si tiene algún atisbo de
salirse del marco establecido es violentamente reprimido, cortado de raíz.
Para mí, este es un aspecto terrorífico, muchos hemos crecido en ese ambiente. Cuántos de
nosotros hemos pensado que somos malos estudiantes sencillamente porque no entendíamos
las matemáticas.
¿Éramos nosotros los que pensábamos eso? ¿Por qué? Igual destacábamos en manualidades,
ciencias naturales o historia y nadie nos alabó por eso.
El sistema educacional es cerrado, solo permite un camino para resolver problemas, cuando en
realidad siempre hay diferentes caminos para solucionar un problema, pero parece ser que si
no es el sistema de esa escuela, de esa clase, de ese profesor no es válido.
¿Es la escuela el problema? ¿La clase? ¿El profesor?
No existe el uno sin el otro. Todo es un engranaje. Hay infinidad de profesores que se
acomodan al sistema educacional y hacen funcionar como una oficina lo que en realidad es
una clase.
Aquí es donde hay que pararse.
Ahora es cuando uno piensa, yo tuve un profesor que no era así.
Sí.
Por eso lo recuerdas, porque era el que se salía de la norma, el que supo conectar contigo, el
que quizás hizo que la materia fuera fácil, el que en definitiva es profesor vocacional.
Un profesor siempre tiene que ser vocacional, desgraciadamente no siempre es así, muchos de
los actuales profesores tienen este oficio tan valioso porque no les llegaba la note de corte
para otros estudios y como la nota para entrar a profesor regularmente era una de las más
bajas pues ahí están, velando por el futuro de nuestros jóvenes…
Ante esta situación, que no tiene atisbo de cambio, las academias aparecen.
Nuestro objetivo es revertir dentro de nuestras posibilidades la educación, desde su concepto,
desde la raíz.
Hay que preparar a las generaciones para el futuro y siempre hay que hacer lo que ninguno
hace y es tratar a los jóvenes con respeto y valorarlos, en el mundo que vivimos hasta que no
cumples cierta edad nadie te hace caso y creo que hay que cambiar también ese concepto
sobre la juventud.
El camino es largo pero esperanzador. Si sumamos fuerzas, cambiaremos."
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