Estos días se han hecho famosos un par
de raperos que han sido condenados por sus letras. Evidentemente me
parece horrible que les metan en la cárcel, pero a la vez me parecen
horribles sus letras. Des de que empecé a tener idea política, he
creído en una izquierda inteligente, lista, que piensa y que cuida
sus palabras. Y creo que depende de que canciones no ayudan a ganar
simpatizantes. No ayudan nada. Más bien restan.
Nosotros queremos un mundo de todos y
fraterno. Luchamos por una igualdad que por culpa del actual sistema
ha desaparecido. Nosotros luchamos contra la derecha pensando,
analizando y actuando. Nosotros no insultamos y no vamos con palabras
violentas. Evidentemente cada persona es libre, pero apoyemos le como
personas a favor de la libertad de expresión y no como
izquierdistas. Nosotros no queremos que pongan una bomba al rey,
queremos echarle y que viva como todos los ciudadanos, sufriendo para
llegar a fin de mes y a la cárcel si es corrupto. Nosotros no
queremos sacar a la fuerza al PP, queremos ganarles unas elecciones
luchando para las personas y contrapronóstico. Nosotros no queremos ser los cuatro que
hemos sido siempre, queremos ser millones y para serlo no hemos de
cantar con insultos y gritando no se qué de la ETA, mejor entonar el
canto de la libertad de Labordeta.
¿Creéis que una persona de la España
profunda con la foto del rey se unirá a nosotros si hablamos de esa
forma? ¿O lo haremos si nos sentamos con ellos y les enseñamos
pruebas? ¿O creéis que una víctima de la ETA se unirá a nosotros
si cantamos las letras de esas canciones? ¿No veis que estas
canciones son contraproducentes? Cada uno es libre de decir lo que
quiera, cada uno puede exponer lo que le de la gana, pero que la
gente que habla de matar, de bombas y de grupos terroristas que no se
hagan llamar de izquierdas.
Además, escuché la letra, no puedo
defenderla. Siempre intento hablar con respeto, siempre intento decir
buenas palabras, porqué antes que ideologías hay personas. A lo
mejor cometo un error, pero mi lucha es para todos los trabajadores,
y si entre ellos hay monárquicos pues también va para aquellos. Y
sí, de paso les diré que el Rey es una farsa, que se burla de
nosotros cada día con su sueldo, y que la niña gana ocho veces más
que cualquiera. Pero con buenas palabras, con hechos y con
argumentos. Los poderosos siempre la “cagan” y nunca aprovechamos
nada. Pues va llegando la hora de ser más listos que ellos y nunca
más caer en sus trampas.
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